LA JARA ES SU INCIENSO
ESTANDARTE DE LA COFRADÍA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA CABEZA QUE PEREGRINA HASTA ANDÚJAR DESDE MÁLAGA.
Un rumor que permanece en el alma, aún cuando te alejas de él. Un olor a sal. El frecor de las amanecidas y la espuma como firma de luna del reloj de olas con que se acompasa. Un camino a todas partes. Aliento de vida. El Mar, susurrándole a la tierra.
Un cabezo que se alza sobre el valle del río peregrino. Un otero desde el que se divisa el corazón de cada peregrino que acude a esa palpitante Basílica que contiene la Luz más querida. Una Sierra entera, que se viste de blanco, no con la espuma, sino con el rubor de las jaras.
Mar y Tierra, Mediterráneo y Sierra Morena. Y como hilo conductor, como sublime unión perfecta, como tangente que todo lo cruza, que todo lo une, que todo lo acerca, que iguala encinares y marejadas abrileñas, María Santísima, la Madre de Dios, la Virgen de la Cabeza, quien quiso tener también hijos e hijas junto al Mar, en la luminosa Málaga, que quebraran las penas con sus "Vivas", con sus plegarias, con su alegría de andaluces peregrinos, que van pregonando las Letanías de Nuestra Reina a cada paso que dan.
Rumor de Verdiales, y de gente constante, que ha conservado las enseñanzas de las voces antiguas en nuevas gargantas. Odres nuevos para una Cofradía elegante, decidida, ordenada, creadora de un patrimonio lleno de simbolismo, de valía, de calidad, de sabiduría atesorada.
¡Málaga, puntal de mi tierra! ¡Capital de una Andalucía que, junto al Mediterráneo, sienta cátedra! ¡Málaga, altar privilegiado donde también se le reza a la Madre que nos cuida, que por nosotros vela, la que nos trajo la Salvación, la que, por cuidarnos mejor, se quedó a vivir en nuestra Sierra Morena, junto a una Andújar que por Ella se levanta, se hace peregrina y en un vitor de FE tiene en nuestra Virgen Morena puestas TODAS SUS ESPERANZAS!
¡Málaga peregrina de la Mar al llano, y al Guadalquivir se le vuelven los esturiones de plata!
Un rumor que permanece en el alma, aún cuando te alejas de él. Un olor a sal. El frecor de las amanecidas y la espuma como firma de luna del reloj de olas con que se acompasa. Un camino a todas partes. Aliento de vida. El Mar, susurrándole a la tierra.
Un cabezo que se alza sobre el valle del río peregrino. Un otero desde el que se divisa el corazón de cada peregrino que acude a esa palpitante Basílica que contiene la Luz más querida. Una Sierra entera, que se viste de blanco, no con la espuma, sino con el rubor de las jaras.
Mar y Tierra, Mediterráneo y Sierra Morena. Y como hilo conductor, como sublime unión perfecta, como tangente que todo lo cruza, que todo lo une, que todo lo acerca, que iguala encinares y marejadas abrileñas, María Santísima, la Madre de Dios, la Virgen de la Cabeza, quien quiso tener también hijos e hijas junto al Mar, en la luminosa Málaga, que quebraran las penas con sus "Vivas", con sus plegarias, con su alegría de andaluces peregrinos, que van pregonando las Letanías de Nuestra Reina a cada paso que dan.
Rumor de Verdiales, y de gente constante, que ha conservado las enseñanzas de las voces antiguas en nuevas gargantas. Odres nuevos para una Cofradía elegante, decidida, ordenada, creadora de un patrimonio lleno de simbolismo, de valía, de calidad, de sabiduría atesorada.
¡Málaga, puntal de mi tierra! ¡Capital de una Andalucía que, junto al Mediterráneo, sienta cátedra! ¡Málaga, altar privilegiado donde también se le reza a la Madre que nos cuida, que por nosotros vela, la que nos trajo la Salvación, la que, por cuidarnos mejor, se quedó a vivir en nuestra Sierra Morena, junto a una Andújar que por Ella se levanta, se hace peregrina y en un vitor de FE tiene en nuestra Virgen Morena puestas TODAS SUS ESPERANZAS!
¡Málaga peregrina de la Mar al llano, y al Guadalquivir se le vuelven los esturiones de plata!
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