BARRIOS
La otra cara de La Palmilla
Los vecinos denuncian la imagen negativa que los medios ofrecen del barrio. Son 93 las comunidades creadas tras la rehabilitación de los bloques de La Palma.
Recogen firmas para que los medios de comunicación conozcan el barrio en su totalidad
¿Sabías que La Palmilla es el único barrio que cuenta con una radio comunitaria y un huerto urbano que cultivan los vecinos? ¿Que el archivo de la biblioteca municipal Alberto Jiménez Fraud de Palma-Palmilla es uno de los más ricos y el que más usuarios tiene? ¿Que las pantallas digitales llegaron a las escuelas del distrito antes que a otros colegios de la capital? ¿Que la ratio de alumnos por profesor es menor en comparación con la masificación de las aulas de otros institutos? ¿O que el índice de delitos no está por encima de los cometidos en el resto de la ciudad?
El estigma social del barrio malagueño de La Palmilla como sinónimo de drogas, marginación y delincuencia en televisión y otros medios de comunicación, así como las últimas apariciones en el programa de Ana Rosa o el reportaje realizado por Kiko Matamoros, han acabado por encender a los vecinos, quienes critican que solo se muestre una visión parcial y negativa de la vida del barrio.
Pilar es presidenta de una comunidad de vecinos en Virreinas, su bloque ganó el año pasado el concurso de decoración de portales y gracias al premio consiguieron instalar buzones en el edificio. Lleva más de 50 años viviendo en el distrito y reconoce que sería absurdo negar lo evidente, pero subraya que tan solo se trata de una minoría que daña al conjunto de la imagen del barrio. “Las verdades nunca son verdades si solo se cuentan a medias, y el barrio está lleno de universitarios y de gente trabajadora”, expresa. Adriana se muestra contundente y, al igual que muchos vecinos, está “cansada de ir a algún lado, que nadie me conozca y que me miren por encima del hombro por decir que soy de La Palmilla”. Adriana trabaja en la peluquería del Centro Social de Mayores, también ha sido voluntaria en el Materno Infantil, y recuerda que cuando era pequeña a sus amigas no las dejaban jugar en su casa por el hecho de vivir allí. “La gente solo se imagina lo que ve en la tele, y cuando más tarde han venido al barrio se han dado cuenta de que no es más que un barrio normal”, añade.
Qué ha pasado en La Palmilla es una de las primeras preguntas que le hacen a Elvira cada vez que descuelga el teléfono. “Lo normal es que no ocurra nada, pero cuando pasa algo se magnifica. La cuestión es que las buenas noticias no son noticia y solo las malas son lo único que vende”, comenta. Es dependienta de la tienda Regalos Elvira desde hace 22 años y entre sus clientes se encuentran licenciados, universitarios, trabajadores y también gente en paro. Y es que las cifras de desempleo en el barrio se estiman en torno al 70%. Al igual que Elvira, Loli nunca ha tenido ningún problema en los 37 años que lleva con su negocio en La Palma, carnicería Juani y Dolores y Ecopalma, establecimiento al que los vecinos entregaron el premio al mejor comercio el pasado año, y donde han crecido sus dos hijas, quienes ya cuentan con la carrera de Magisterio y Psicología. Por su parte, Joaquín disfruta de su parcela en el huerto urbano El Vergel, donde cultiva tomates, pimientos y berenjenas que además intercambia con otros vecinos o dona a los comedores sociales del barrio. A veces acude acompañado de su hijo de diez años, a quien enseña cómo se cultiva y de dónde sale la fruta, así como también se encarga de explicar a los más pequeños que vienen del colegio Misioneras cómo se mantiene un huerto.
Por otra parte, Proyecto Hogar, uno de los motores de cambio más importantes del barrio, cuenta con diferentes mesas de trabajo formadas por los vecinos, quienes participan en la toma de decisiones. “Si Juventud tiene dinero para hacer un taller, es la propia mesa de vecinos encargada de esos temas la que decide qué actividades hacer y en qué horario. Ocurre lo mismo con las papeleras. Son ellos quienes resuelven dónde colocarlas conforme a sus necesidades y no el Ayuntamiento”, explica Alberto Rivera, director de Servicios Sociales del distrito. Además, “al ser responsables de la decisión, lo son también más de su mantenimiento porque lo sienten como suyo”, añade. En total, son 73 propuestas concretas referidas a educación, seguridad, limpieza, empleo y vivienda, entre otras, sugeridas por los propios vecinos e incluidas en el Plan de Acción Integral. Asimismo, el proceso de rehabilitación de más de 80 bloques de La Palma no ha sido solo de ladrillo. Ya son 93 las comunidades de vecinos que se han creado, además de la Asociación de Comunidades de La Palma, lo que permite adaptarse y ver cuáles son las necesidades que en ese momento se requieren en el barrio. “Trabajar en la rehabilitación de los edificios sin la creación de las comunidades de vecinos, quienes deben de aportar el 10% del presupuesto, sería un fracaso. Solo haciéndolo suyo es lo que nos va a permitir que se mantenga y se cuide”, expresó Mar Torres, concejala del distrito, quien además señaló que la rehabilitación de las viviendas de La Palmilla comenzarán en el mes de septiembre.
Palma-Palmilla cuenta con su propia radio comunitaria. Bárbara colabora en el programa Me acuerdo de, donde habla del barrio, de su gente, de anécdotas o incluso de cómo ha cambiado en los últimos años. “También hablamos de lo que hay que mejorar. Hace falta que la gente colabore más en la limpieza, intentar que el barrio esté limpio depende de todos”, añade. Asimismo, el nivel de absentismo y de abandono escolar ha disminuido en los últimos años gracias a los programas de prevención y a la coordinación entre los centros educativos y la Escuela Deportiva 26 de Febrero, donde trabajan con cerca de 300 niños.
Además de la educación, la vivienda, el desempleo y el cómo redirigir su profesión son los asuntos que más preocupan a los vecinos. “No vivimos de espalda a la realidad. Sabemos que se trata de una zona con necesidades de transformación social a la que intentamos dar respuesta, pero la cara exterior del barrio es siempre una verdad contada a medias”, expresó la edil. De esta manera, los vecinos han comenzado a movilizarse y recopilan firmas para incitar a los medios de comunicación y a los propios malagueños a que conozcan la otra cara del barrio. “La gente es muy solidaria”, comenta Leli, quien trabaja en la cafetería del centro ciudadano. Leli resalta como anécdota que este año haya tenido lugar la primera procesión de la virgen del Carmen en el Barrio gracias a que una vecina comprase la figura con monedas de uno, dos y cinco céntimos que guardó hasta reunir el dinero suficiente.
Hay situaciones que se repiten y que afectan a todo el barrio debido a la estigma social. “Muchas personas que buscan trabajo ocultan que son de La Palmilla, sobre todo si van a trabajar en una casa, ya que suelen tener un rechazo inmediato”, señala Rivera. Para romper con estereotipos como este los vecinos insisten en que solo hace falta dar una vuelta por las calles del barrio, conocer a su gente y sus rutinas o acompañarles de camino al rastro los martes.
Fuente: MALAGA HOY
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