No sólo me lo paso bien con los buenos cofrades de Málaga y Sevilla, tanto de pasión como de gloria. A los grandes momentos que he podido compartir con los cordobeses de Cabra y Lucena (de la Virgen de la Sierra y de Araceli) pude añadir el pasado viernes una inolvidable convivencia con la buena gente de Jaén en la exaltación que de su Semana Santa hizo Alfonso Gómez Manzanares, un jiennense residente en Fuengirola. Por desgracia, no conocía esta gran semana, aunque sí conozco muy bien otras actividades gloriosas, como las que desarrolla la hermandad de la Virgen de la Cabeza con su filial malagueña. Peregriné a su santuario de Andújar. Puede que con tanta convivencia se me pongan los pelos rizados y pierda mis señas de identidad malagueñas.
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