Ana Núñez, primera mujer carmonense en ascender al Cabezo
CARMONA.-
CARMONA.-
La expedición recientemente organizada por el Club Caballista Carmona, que llevó a un grupo de jinetes carmonenses desde Andujar (Jaén) al Cerro del Cabezo -donde se emplaza el santuario de la Virgen de la Cabeza- tuvo como impronta para archivo hípico local a Ana Núñez Nogales, la primera carmonense que asciende a caballo al santuario por la ruta más agreste y preferida por la afición ecuestre.
La joven amazona formó parte de la expedición del club caballista integrada por la mayoría de miembros de su junta directiva, que fueron acompañados por dos expertos guías iliturgitanos, imprescindibles para la ocasión.
La ruta se inició en una explanada del extrarradio andujareño, para de seguida enlazar con terrenos de dehesa ganadera por donde pudieron calentar músculos al paso: “Pavero”, “Wellington”, “Bienvenido”, “Gitano”, “Taranto”, “Salaito”, “Rodaballo” y “Aguadulce”. Un segundo tramo, por las primeras faldas de Sierra Morena, cambiaba el camino en surco entre piedras y jarales. Allí, se hizo notar la experiencia de los jinetes carmonenses: Antonio Luis Martín, Miguel Martínez y Manuel Jesús Aparicio.
Tras alcanzar la ermita de san Ginés, desde donde se divisaba Sierra Mágica nevada, y degustar un buen almuerzo campero, el grupo ecuestre inicio otro tramo de inigualable belleza entre pinares y arroyos que lo llevó ante el monumento dedicado al peregrino. En este lugar, los jinetes José Manuel Jiménez y José Manuel Guijarro se consumaban como veteranos en senderismo en ruta antes de llegar al puente romano.
El último tramo -el de Los Caracolillos- que enfila el monumental Cerro del Cabezo, se enmarca en una pared de placas rocosas, piedras graníticas, encinas y acebuches; un paraje donde campa a sus anchas el lince de Sierra Morena. En el lugar, y en apretada pugna, los jinetes Pablo Gómez y Paco Avalse, conseguían sitios inverosímiles para agarrarse al escarpado terreno de la subida. Junto a ellos, Ana Núñez, con gran estilo y excelente técnica, intermediaba en la fila para por fin acceder a la pista de acceso a la basílica de la Virgen de la Cabeza.
Las imágenes de rigor, bajo el arco de la basílica y de la expedición completa ante el santuario, pusieron sello a una inolvidable jornada de hípica, de senderismo y cultura.
La joven amazona formó parte de la expedición del club caballista integrada por la mayoría de miembros de su junta directiva, que fueron acompañados por dos expertos guías iliturgitanos, imprescindibles para la ocasión.
La ruta se inició en una explanada del extrarradio andujareño, para de seguida enlazar con terrenos de dehesa ganadera por donde pudieron calentar músculos al paso: “Pavero”, “Wellington”, “Bienvenido”, “Gitano”, “Taranto”, “Salaito”, “Rodaballo” y “Aguadulce”. Un segundo tramo, por las primeras faldas de Sierra Morena, cambiaba el camino en surco entre piedras y jarales. Allí, se hizo notar la experiencia de los jinetes carmonenses: Antonio Luis Martín, Miguel Martínez y Manuel Jesús Aparicio.
Tras alcanzar la ermita de san Ginés, desde donde se divisaba Sierra Mágica nevada, y degustar un buen almuerzo campero, el grupo ecuestre inicio otro tramo de inigualable belleza entre pinares y arroyos que lo llevó ante el monumento dedicado al peregrino. En este lugar, los jinetes José Manuel Jiménez y José Manuel Guijarro se consumaban como veteranos en senderismo en ruta antes de llegar al puente romano.
El último tramo -el de Los Caracolillos- que enfila el monumental Cerro del Cabezo, se enmarca en una pared de placas rocosas, piedras graníticas, encinas y acebuches; un paraje donde campa a sus anchas el lince de Sierra Morena. En el lugar, y en apretada pugna, los jinetes Pablo Gómez y Paco Avalse, conseguían sitios inverosímiles para agarrarse al escarpado terreno de la subida. Junto a ellos, Ana Núñez, con gran estilo y excelente técnica, intermediaba en la fila para por fin acceder a la pista de acceso a la basílica de la Virgen de la Cabeza.
Las imágenes de rigor, bajo el arco de la basílica y de la expedición completa ante el santuario, pusieron sello a una inolvidable jornada de hípica, de senderismo y cultura.
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