Andújar 19 Febrero 2011
Queridas madres trinitarias anfitrionas y protagonistas de todas todas de este acto literario, dejad que os acompañemos hoy un rato que quiere llenarse de atmósfera monacal deteniendo el tiempo y nuestras cuitas,y que con vuestro permiso rompamos la clausura, diciendo como cuando éramos niños y llegábamos a la casa puerta de vuestro convento y ya ante el torno anunciábamos nuestra presencia para comprar unas pesetillas de pan de ángel con un rotundo AVE MARIA PURÍSIMA.
Bienvenidos, amigos; es momento de sentir la voz de este pabilo de luz, tan diáfana, tan arraigada en la esencia del espíritu de Andújar, lo que es la auténtica andujanía, que tan poco queremos hoy ejercer, y que sin embargo aquí es consecuencia natural de una actitud sublime; luz que nunca quiere ser deslumbrante, pero sí candeal, nunca chirriante, pero sí brisa humilde que seduce las entrañas del ser. Secular baluarte de una hermosa y a la par franca actitud eclesial, la de unas mujeres que a través de los siglos se han entregado a la contemplación activa, al fructífero silencio de la clausura, donde se aprende a escuchar a Dios en la entrega total a la mudez mundana; donde se aprende a hablar con Dios en una manera extraordinariamente elevada de tan destilada, dejando atrás tantas remiradas y caprichosas mojigaterías y componendas de nuestra naturaleza humana. Bienvenidos amigos a este convento iliturgitano de Monjas Trinitarias.
Y nos encontramos hoy en este convento para presentar un libro, un libro cuya protagonista es una religiosa iliturgitana que moró en este monasterio en épocas del barroco. Fe, clausura, vida religiosa, vida contemplativa, pensamiento reflexivo, oración, libro, o mejor dicho libro de papel, qué cosas, que una vorágine extraordinaria de ímpetus actuales cegadores de valores y principios no solo religiosos y cristianos, sino de valores primigenios del ser humano, simplemente, parecen querer quitar de los anaqueles de nuestras necesidades y convicciones. Y cuando tanto se ha dicho de la clausura de la mujer, pues hoy precisamente se puede decir que la experiencia y la intuición contemplativa de la mujer debería ser más y mejor acogida y promovida, desde parámetros actuales. No basta con alabarla en una actritud machista y paternalista, no me basta. Las religiosos, especialmente las contemplativas, deberían tener, y así la protagonista de nuestro libro lo ejerce desde su visión, una reconocida autoridad en la orientación y asesoramiento de la vida mística y espiritual eclesial. La vida religiosa femenina debe transparentar y hacer vida esa pluriformidad de los dones y carismas de Dios al mundo, a la Iglesia. Las mujeres son verdaderamente receptoras de estos carismas y por lo tanto cuentan con la autoridad y adultez para expresarlos y orientarlos por sí mismas.
El libro en cuestión tiene un título que para los andujareños y para todos aquellos cercanos a la orden trinitaria es muy elocuente: “Sor Lucía, una mujer consejera de su pueblo”. Se trata de una obra de teatro, por supuesto basado esta eminente religiosa, sor Lucía Yañez y en su pueblo, que es el nuestro, Andújar. La obra está escrita brillantemente por dos amigos míos y sin embargo personas de un gran reconocido prestigio en el mundo cultural, hombres de Iglesia, que creen y practican con honesta actitud vital; dos intelectuales que interesados por el mundo que nos rodea y su permanente desangrado en cuanto a sentires, moral y querencias, no olvidan el compromiso con su ciudad natal en un caso y adoptiva o de referencia en otro, para adentrarse en los hondones de su historia, en la identidad iliturgitana, en la cosmovisión cultural y antropológica de Andújar.
El prólogo es de otro buen amigo al que he visto y acompañado por momentos en su fundamentación cultural y literaria. Me refiero a Francisco Manuel Carriscondo Esquivel. Nos deja un prólogo ajustado, legitimado, vislumbrador, escueto, como deben ser los prólogos, que también por estos pagos a veces nos ofrecen la obscena cara de querer ser más que la propia obra que se presenta.
Señalemos algo más de esta obra en cuestión. La obra fue escrita en 2006 por Andrés Borrego y Juan Rubio, a petición de la cofradía de la Inmaculada, a la que tanto aprecio y con la que me unen lazos entrañables. El encargo se debía a que iba a comenzar la conmemoración de los XXV años de esta hermandad. En 2007 se representó por primera vez de un modo privado en esta iglesia conventual por el grupo Dionisos, y en enero de 2008, en el Teatro Principal de la ciudad, con un impar éxito.
En diciembre de 2010 se cumplieron trescientos años de la muerte de Sor Lucía Yañez, que naciera en la calle Mesones el 29 de marzo de 1640. Se ha intentado por parte de las monjas trinitarias activar una nueva representación, pero las circunstancias lo han impedido, lo que ha dado lugar a que se pensara en editar la obra, la que hoy presentamos.
Andrés Borrego y Juan Rubio son buenos conocedores de la historia, por lo que se contempla muy bien el tiempo y el espacio de aquella época tan rica y definidora de un enjundioso perfil para la ciudad iliturgitana, y el entorno del siglo XVIII, a la par que nos presentan una voz del pasado que nos relata los años de profesión de Sor Lucia desde 1659 a 1710. Los personajes, de un modo certero, narran la visión de Sor Lucía al vaticinar durante la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, una epidemia de peste y anunciarla al cabildo iliturgitano, para que pusiera las medidas oportunas, a la par que llamara a dejar la vida licenciosa y que incitara al pueblo a rectificar ciertos caminos desviados del bien espiritual; y como la ciudad así pudo sobrellevar la epidemia sin gran virulencia, el cabildo hizo un voto perpetuo unido siempre al convento de las Monjas Trinitarias y a dicha fiesta.
Hace pocos días las propias trinitarias me han contado lo satisfechas que quedaron con la obra y considerando que los autores han captado bastante bien su estilo de vida, su carisma y su espiritualidad y lo han reflejado con gran soltura y viveza. Esta obra sirve de algún modo para que el testimonio profético de Lucía continúe viviendo en nuestra ciudad y sirva como dice Francisco Manuel Carriscondo en el prólogo, que aún nos queda la labor de que veamos pronto iniciarse el proceso de beatificación de esta eminente religiosa contemplativa.
Un libro inspirador y reconfortante. Un libro que nos muestra, con Sor Lucía Yañez, un camino para ser más humanos en medio de la incertidumbre y la desorientación..
La edición la encontramos muy cuidada, con un papel de buen gramaje y características de alta calidad. El diseño, algo muy importante en nuestros días donde cualquier producto debe de tener una buena envoltura, es magnífico donde el negro sobre blanco no agobia y el cuerpo de la letra nos deja leer fácilmente. Culminándose el libro con varia páginas a todo color donde puede disfrutarse de la contemplación de las vidrieras de la iglesia conventual, donde se escenifica la visión de sor Lucía Yañez y de distintas imágenes de la representación que el grupo Dionisos hizo en este mismo convento. Por tanto, gran labor de la imprenta de la capital jienense Soprargra.
De los autores podría hablar largo y tendido de sus significativos empeños, de su humanismo, de su amplísima bibliografía, de su larga trayectoria cultural, pero tampoco es cuestión de abrumar. Creo que son suficientemente conocidos entre auditorio para no tener que leer un amplio número de folios con su curriculum. Vaya por lo tanto un escueto perfil.
Andrés Borrego Toledano: Nacido en 1961. Es natural de Jaén y desde pequeño vive y trabaja en la ciudad de Andújar, de la misma provincia. Está casado, tiene dos hijas y en la actualidad es profesor de Religión en el instituto Virgen de la Cabeza en Andújar. Alterna la tarea docente con la pastoral y colaboraciones en diversos ámbitos educativos, eclesiales, sociales y culturales. Persona muy activa y comprometida en tareas sociales, eclesiales y culturales; actor, articulista, conferenciante, pregonero ( También entre tantos ha sido pregonero de la Virgen de la Cabeza). en Andujar ha pertenecido en los últimos años al Consejo Diocesano de Pastoral, formando parte de su Permanente. También ha sido miembro del Consejo Arciprestal y Presidente de Caritas Interparroquial, organismo al que está vinculado desde hace más de 25 años. Ha impartido cursos, entre otros, de Formación Bíblica para seglares. En el ámbito socio cultural ha sido fundador de la asociacion Agape Betania para la atencion de los personas sin hogar, además de otros colectivos de la misma indole. Ha publicado diversas obras y varias de ellas en compañía de Juan Rubio como el caso que nos ocupa de esta obra sobre sor Lucía y además, ya digo conjuntamente Juan Rubio y Andrés Borrego, Andrés Borrergo y Juan Rubio: Ni héroes ni villanos. El asedio al santuario de la Virgen de la Cabeza
Pasear y soñar. Una guía de Andújar
Colaboran en común desde hace varios años en temas relacionados con la historia y la cultura de Andújar.
Juan Rubio Fernández :Nació en 1958 en la localidad giennense de Fuerte del Rey. Estudios de Teología en el Seminario de Jaén y licencia en Teología en Cartuja de Granada. Ordenado sacerdote en 1982 ha desarrollado diversas tareas pastorales en diferentes puntos de la diócesis de Jaén.: Párroco, profesor de religión, arcipreste, delegado episcopal. Ha sido profesor de inglés en varios centros educativos. Licenciado en Ciencia de la Información por la Universidad de Sevilla ha trabajado en diversos medios escritos y radiofónicos, concretamente en los diarios Ideal y Jaén así como en Onda Cero. Es presidente de la Asociación Provincial de Cronistas de Jaen y socio fundador de varios colectivos culturales. Es Premio Internacional de periodismo Ciudad de Úbeda y premio de periodimo “Ciudad de Jaen” Ha escrito varios libros sobre las fiestas y las costumbres de Jaen así como otros de corte histórico. Es el biógrafo de Manuel Lozano Garrido con un libro titulado Lolo, un ciego a los altares. Varios trabajos periodísticos suyos han salido publicados en libros como “Jaen con nombre propio” y leyendas de la provincia además de otros de contenido histórico-costumbrista. Fundador del periódico Iglesia en Jaén en 1989. Desde febrero de 2007 es director del semanario de información religiosa “Vida Nueva” y miembro del Consejo de Redaccion de la revista Sal Terrae. Entre sus ultimas publicaciones están los libros “En memoria mia”, “ Biografia de San Juan de Avila” y “Tolerancia Cero. La cruzada del Papa contra la pederastia, además de los ya mencionados en coatoría.
No voy a ser de los presentadores que destripan un libro leyendo este párrafo de aquí y aquel otro de allá. Les invito fervientemente a introducirse en aquel ambiente de la Andújar del barroco resuelto en tres actos dramáticos y magistralmente pincelado por los autores, que además recrean con fino bisturí la infancia y la llamada a la vocación de Lucía y relatan en un diálogo dramático la visión milagrosa de la monja y como Andújar definitivamente enlaza su destino con la advocación de la Inmaculada del convento de monjas trinitarias.
Por la cuidadosa estructura y honda reflexión por parte de Juan Rubio y Andrés Borrego, por su logrado lenguaje teatral, que no es fácil conseguir, se puede ahondar en cómo el mensaje de Sor Lucía, lo que trasciende de su discurso en aquel tiempo, sigue siendo buenas noticias hoy, para los saben escuchar en el silencio, para los que saben hallar la voz y la luz de Dios. Ahora, a muchos años de distancia del tiempo de sor Lucía, necesitamos a otras personas como ella que nos avisen de los errados caminos y nos ayuden a rectificar los renglones de nuestra realidad, y ellas las religiosas, y en este caso las trinitarias de clausura saben ser faros y estrella polar en la noche de altas olas y vientos extraños a la sensatez y a la cordura del espíritu.
Muchas gracias
Alfredo Ybarra
Bienvenidos, amigos; es momento de sentir la voz de este pabilo de luz, tan diáfana, tan arraigada en la esencia del espíritu de Andújar, lo que es la auténtica andujanía, que tan poco queremos hoy ejercer, y que sin embargo aquí es consecuencia natural de una actitud sublime; luz que nunca quiere ser deslumbrante, pero sí candeal, nunca chirriante, pero sí brisa humilde que seduce las entrañas del ser. Secular baluarte de una hermosa y a la par franca actitud eclesial, la de unas mujeres que a través de los siglos se han entregado a la contemplación activa, al fructífero silencio de la clausura, donde se aprende a escuchar a Dios en la entrega total a la mudez mundana; donde se aprende a hablar con Dios en una manera extraordinariamente elevada de tan destilada, dejando atrás tantas remiradas y caprichosas mojigaterías y componendas de nuestra naturaleza humana. Bienvenidos amigos a este convento iliturgitano de Monjas Trinitarias.
Y nos encontramos hoy en este convento para presentar un libro, un libro cuya protagonista es una religiosa iliturgitana que moró en este monasterio en épocas del barroco. Fe, clausura, vida religiosa, vida contemplativa, pensamiento reflexivo, oración, libro, o mejor dicho libro de papel, qué cosas, que una vorágine extraordinaria de ímpetus actuales cegadores de valores y principios no solo religiosos y cristianos, sino de valores primigenios del ser humano, simplemente, parecen querer quitar de los anaqueles de nuestras necesidades y convicciones. Y cuando tanto se ha dicho de la clausura de la mujer, pues hoy precisamente se puede decir que la experiencia y la intuición contemplativa de la mujer debería ser más y mejor acogida y promovida, desde parámetros actuales. No basta con alabarla en una actritud machista y paternalista, no me basta. Las religiosos, especialmente las contemplativas, deberían tener, y así la protagonista de nuestro libro lo ejerce desde su visión, una reconocida autoridad en la orientación y asesoramiento de la vida mística y espiritual eclesial. La vida religiosa femenina debe transparentar y hacer vida esa pluriformidad de los dones y carismas de Dios al mundo, a la Iglesia. Las mujeres son verdaderamente receptoras de estos carismas y por lo tanto cuentan con la autoridad y adultez para expresarlos y orientarlos por sí mismas.
El libro en cuestión tiene un título que para los andujareños y para todos aquellos cercanos a la orden trinitaria es muy elocuente: “Sor Lucía, una mujer consejera de su pueblo”. Se trata de una obra de teatro, por supuesto basado esta eminente religiosa, sor Lucía Yañez y en su pueblo, que es el nuestro, Andújar. La obra está escrita brillantemente por dos amigos míos y sin embargo personas de un gran reconocido prestigio en el mundo cultural, hombres de Iglesia, que creen y practican con honesta actitud vital; dos intelectuales que interesados por el mundo que nos rodea y su permanente desangrado en cuanto a sentires, moral y querencias, no olvidan el compromiso con su ciudad natal en un caso y adoptiva o de referencia en otro, para adentrarse en los hondones de su historia, en la identidad iliturgitana, en la cosmovisión cultural y antropológica de Andújar.
El prólogo es de otro buen amigo al que he visto y acompañado por momentos en su fundamentación cultural y literaria. Me refiero a Francisco Manuel Carriscondo Esquivel. Nos deja un prólogo ajustado, legitimado, vislumbrador, escueto, como deben ser los prólogos, que también por estos pagos a veces nos ofrecen la obscena cara de querer ser más que la propia obra que se presenta.
Señalemos algo más de esta obra en cuestión. La obra fue escrita en 2006 por Andrés Borrego y Juan Rubio, a petición de la cofradía de la Inmaculada, a la que tanto aprecio y con la que me unen lazos entrañables. El encargo se debía a que iba a comenzar la conmemoración de los XXV años de esta hermandad. En 2007 se representó por primera vez de un modo privado en esta iglesia conventual por el grupo Dionisos, y en enero de 2008, en el Teatro Principal de la ciudad, con un impar éxito.
En diciembre de 2010 se cumplieron trescientos años de la muerte de Sor Lucía Yañez, que naciera en la calle Mesones el 29 de marzo de 1640. Se ha intentado por parte de las monjas trinitarias activar una nueva representación, pero las circunstancias lo han impedido, lo que ha dado lugar a que se pensara en editar la obra, la que hoy presentamos.
Andrés Borrego y Juan Rubio son buenos conocedores de la historia, por lo que se contempla muy bien el tiempo y el espacio de aquella época tan rica y definidora de un enjundioso perfil para la ciudad iliturgitana, y el entorno del siglo XVIII, a la par que nos presentan una voz del pasado que nos relata los años de profesión de Sor Lucia desde 1659 a 1710. Los personajes, de un modo certero, narran la visión de Sor Lucía al vaticinar durante la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, una epidemia de peste y anunciarla al cabildo iliturgitano, para que pusiera las medidas oportunas, a la par que llamara a dejar la vida licenciosa y que incitara al pueblo a rectificar ciertos caminos desviados del bien espiritual; y como la ciudad así pudo sobrellevar la epidemia sin gran virulencia, el cabildo hizo un voto perpetuo unido siempre al convento de las Monjas Trinitarias y a dicha fiesta.
Hace pocos días las propias trinitarias me han contado lo satisfechas que quedaron con la obra y considerando que los autores han captado bastante bien su estilo de vida, su carisma y su espiritualidad y lo han reflejado con gran soltura y viveza. Esta obra sirve de algún modo para que el testimonio profético de Lucía continúe viviendo en nuestra ciudad y sirva como dice Francisco Manuel Carriscondo en el prólogo, que aún nos queda la labor de que veamos pronto iniciarse el proceso de beatificación de esta eminente religiosa contemplativa.
Un libro inspirador y reconfortante. Un libro que nos muestra, con Sor Lucía Yañez, un camino para ser más humanos en medio de la incertidumbre y la desorientación..
La edición la encontramos muy cuidada, con un papel de buen gramaje y características de alta calidad. El diseño, algo muy importante en nuestros días donde cualquier producto debe de tener una buena envoltura, es magnífico donde el negro sobre blanco no agobia y el cuerpo de la letra nos deja leer fácilmente. Culminándose el libro con varia páginas a todo color donde puede disfrutarse de la contemplación de las vidrieras de la iglesia conventual, donde se escenifica la visión de sor Lucía Yañez y de distintas imágenes de la representación que el grupo Dionisos hizo en este mismo convento. Por tanto, gran labor de la imprenta de la capital jienense Soprargra.
De los autores podría hablar largo y tendido de sus significativos empeños, de su humanismo, de su amplísima bibliografía, de su larga trayectoria cultural, pero tampoco es cuestión de abrumar. Creo que son suficientemente conocidos entre auditorio para no tener que leer un amplio número de folios con su curriculum. Vaya por lo tanto un escueto perfil.
Andrés Borrego Toledano: Nacido en 1961. Es natural de Jaén y desde pequeño vive y trabaja en la ciudad de Andújar, de la misma provincia. Está casado, tiene dos hijas y en la actualidad es profesor de Religión en el instituto Virgen de la Cabeza en Andújar. Alterna la tarea docente con la pastoral y colaboraciones en diversos ámbitos educativos, eclesiales, sociales y culturales. Persona muy activa y comprometida en tareas sociales, eclesiales y culturales; actor, articulista, conferenciante, pregonero ( También entre tantos ha sido pregonero de la Virgen de la Cabeza). en Andujar ha pertenecido en los últimos años al Consejo Diocesano de Pastoral, formando parte de su Permanente. También ha sido miembro del Consejo Arciprestal y Presidente de Caritas Interparroquial, organismo al que está vinculado desde hace más de 25 años. Ha impartido cursos, entre otros, de Formación Bíblica para seglares. En el ámbito socio cultural ha sido fundador de la asociacion Agape Betania para la atencion de los personas sin hogar, además de otros colectivos de la misma indole. Ha publicado diversas obras y varias de ellas en compañía de Juan Rubio como el caso que nos ocupa de esta obra sobre sor Lucía y además, ya digo conjuntamente Juan Rubio y Andrés Borrego, Andrés Borrergo y Juan Rubio: Ni héroes ni villanos. El asedio al santuario de la Virgen de la Cabeza
Pasear y soñar. Una guía de Andújar
Colaboran en común desde hace varios años en temas relacionados con la historia y la cultura de Andújar.
Juan Rubio Fernández :Nació en 1958 en la localidad giennense de Fuerte del Rey. Estudios de Teología en el Seminario de Jaén y licencia en Teología en Cartuja de Granada. Ordenado sacerdote en 1982 ha desarrollado diversas tareas pastorales en diferentes puntos de la diócesis de Jaén.: Párroco, profesor de religión, arcipreste, delegado episcopal. Ha sido profesor de inglés en varios centros educativos. Licenciado en Ciencia de la Información por la Universidad de Sevilla ha trabajado en diversos medios escritos y radiofónicos, concretamente en los diarios Ideal y Jaén así como en Onda Cero. Es presidente de la Asociación Provincial de Cronistas de Jaen y socio fundador de varios colectivos culturales. Es Premio Internacional de periodismo Ciudad de Úbeda y premio de periodimo “Ciudad de Jaen” Ha escrito varios libros sobre las fiestas y las costumbres de Jaen así como otros de corte histórico. Es el biógrafo de Manuel Lozano Garrido con un libro titulado Lolo, un ciego a los altares. Varios trabajos periodísticos suyos han salido publicados en libros como “Jaen con nombre propio” y leyendas de la provincia además de otros de contenido histórico-costumbrista. Fundador del periódico Iglesia en Jaén en 1989. Desde febrero de 2007 es director del semanario de información religiosa “Vida Nueva” y miembro del Consejo de Redaccion de la revista Sal Terrae. Entre sus ultimas publicaciones están los libros “En memoria mia”, “ Biografia de San Juan de Avila” y “Tolerancia Cero. La cruzada del Papa contra la pederastia, además de los ya mencionados en coatoría.
No voy a ser de los presentadores que destripan un libro leyendo este párrafo de aquí y aquel otro de allá. Les invito fervientemente a introducirse en aquel ambiente de la Andújar del barroco resuelto en tres actos dramáticos y magistralmente pincelado por los autores, que además recrean con fino bisturí la infancia y la llamada a la vocación de Lucía y relatan en un diálogo dramático la visión milagrosa de la monja y como Andújar definitivamente enlaza su destino con la advocación de la Inmaculada del convento de monjas trinitarias.
Por la cuidadosa estructura y honda reflexión por parte de Juan Rubio y Andrés Borrego, por su logrado lenguaje teatral, que no es fácil conseguir, se puede ahondar en cómo el mensaje de Sor Lucía, lo que trasciende de su discurso en aquel tiempo, sigue siendo buenas noticias hoy, para los saben escuchar en el silencio, para los que saben hallar la voz y la luz de Dios. Ahora, a muchos años de distancia del tiempo de sor Lucía, necesitamos a otras personas como ella que nos avisen de los errados caminos y nos ayuden a rectificar los renglones de nuestra realidad, y ellas las religiosas, y en este caso las trinitarias de clausura saben ser faros y estrella polar en la noche de altas olas y vientos extraños a la sensatez y a la cordura del espíritu.
Muchas gracias
Alfredo Ybarra
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