Con un cielo nuboso y amenazante de lluvia, la Virgen de la Cabeza madrugó más que nunca. ‘La Morenita’ abandonaba su Camarín con los primeros rayos de sol del día. Una novedad que ha marcado los actos de la romería de este año que no tuvo que esperar a la celebración de la misa para reencontrarse con los miles de peregrinos que acudían a sus pies a lo largo de la mañana para vivir la estampa de mayor fervor de cuantas se producen en el Cerro del Cabezo durante su romería. Decenas de anderos dirigen a la Virgen por las calles del poblado entre un mar de devotos que esperan para ver pasar a la Reina de Sierra Morena.
Había nerviosismo en el ambiente e impaciencia desde primera hora de la mañana, la Virgen pronto abandonaría el Santuario y durante algo más de dos horas esperaría impaciente en lo alto del Cerro antes de reencontrarse con cada una de las cofradías. Con el Camarín repleto de devotos que querían tener un último encuentro con la Señora, el atrio del Santuario se convertía en un escenario privilegiado para contemplar la salida de La Morenita.
Los nervios hacían bullir el interior del Santuario –que minutos más tarde pasaría a ser de forma oficial Basílica menor– entre las decenas de anderos que se apostaban bajo las andas. Eran muchas horas de espera, toda una noche intensa, la que arrastraban en sus espaldas para poder ocupar un espacio. «La noche no se hace dura porque las fuerzas te las da la pasión y devoción a La Morenita», comentaba el iliturgitano Manuel Marín en plena madrugada, donde junto con los compañeros, esperaba que se abrieran las puertas del Santuario.
Tras el cierre del Camarín, poco después de las nueve de la mañana, los anderos se mostraban inquietos con los primeros movimientos tras las rejas. A las 9:35, la Virgen era bajada ante la atenta mirada de los trinitarios que abrían paso para el alcalde de Andújar y el presidente de la cofradía matriz portando a la Señora. Los anderos bajan los brazos, hasta ahora apostados sobre las andas, para iniciar cuanto antes el traslado de la Virgen acompañada de los trinitarios Antonio Torres (sacerdote de Granada) y Francisco Medina Zambrana (iliturgitano que sirve en Madrid), quien pronto acogía entre sus manos al primer niño ofrecido a La Morenita.
Tardaría poco en hacer acto de presencia en el atrio del Santuario, bajo una intensa lluvia de pétalos y el aplauso eufórico de miles de devotos allí congregados. Poco tiempo duró en esta ocasión la salida de La Virgen del templo, quizás el cambio de hora evitó que fueran tantos como en años anteriores los peregrinos que esperaran a La Morenita a la salida del Santuario, mientras que otros ya la esperaban un poco más abajo, en la explanada, donde presidía la misa romera adornada con un manto azul marino bordado con dibujos dorados y con el escudo de la ciudad de Andújar, entre otros elementos, con motivo de la recoronación, de la que se celebra el cincuenta aniversario.
Entre los cantos del coro de la cofradía de Mengíbar, el obispo Ramón del Hoyo oficiaba la tradicional misa romera ante la mirada de la Virgen de la Cabeza que esperaba iniciar su encuentro con cada una de las casas hermandad del Cerro. Un año de alegrías, el del año Jubilar, que se cerraría en pocas horas, y que ha permitido disfrutar a miles de devotos de grandes momentos que recordó el Obispo de Jaén.
Apareció la lluvia.
Con el júbilo del nombramiento oficial del Santuario de la Virgen como Basílica menor al inicio de la misa romera, el Cerro comenzaba a ser un hervidero de gente que esperaba ver bajar a La Morenita por las angostas calzadas y cumplir con la tradicional visita a las distintas cofradías.
De poco sirvió que la Virgen fuera especialmente madrugadora en esta ocasión. Las primeras gotas comenzaban poco después de las once de la mañana, con la Virgen aún presidiendo la misa, para más tarde, sobre las 11.28 comenzar a ser una lluvia preocupante. No tardaron en aparecer los paraguas a lo largo del camino hacia el Santuario donde los hermanos de las distintas cofradías no podían parar de mirar hacia un cielo que se terciaba gris.
Atrás quedaba el intenso sol de la jornada del sábado y, tras más de 20 minutos de lluvia, la Virgen comenzaba a ser cubierta por un plástico tras finalizar la misa a la espera de conocer las previsiones meteorológicas. La Morenita bajaría a la plaza para iniciar su procesión, se informaba desde la Cofradía Matriz, mientras el nerviosismo hacía acto de presencia en la plaza.
Con júbilo.
La Morenita comenzaba su recorrido en procesión a las 12.35 horas precedida por la procesión de cofradías, abriendo la misma la Cruz Alzada del Santuario con ciriales y una bandera de Andújar y otra de Colomera, además de la cofradía de los Defensores del Santuario -por el asedio sufrido en la Guerra Civil- y numerosas cofradías por orden inverso de antigüedad, siendo Almería y Baeza las primeras, al ser su primer año como cofradías en la romería.
Pocos minutos después de la una la silueta del templete de la Virgen se dibujaba sobre el Cerro, y con el alivio de los devotos congregados en la plaza, las nubes comenzaban a disiparse para iluminar intensamente la bajada de La Morenita por la calzada del Santuario.
A su llegada a la plaza estalló el júbilo y comenzaba la lluvia de medallas, rosarios y todo tipo de objetos hacia la Virgen para rozar su manto. Los hermanos trinitarios agarraban todo cuanto podían, y recogía a los niños que llegaban hasta ellos en volandas de cientos de devotos, muchos con la mirada perdida y el desconcierto de la situación.
Más de tres horas de procesión de la Morenita que regresaba pasadas las 15:30 de la tarde regresaba a su camarín. Comenzaba la vuelta de miles de romeros –los cálculos del Ayuntamiento de Andújar hablan de más de medio millón– por el Camino Viejo y la carretera. La Cofradía Matriz, multitud de carretas, caballerías y todos los que han pernoctado en la Basílica, emprenderán el regreso a primera hora de hoy después de despedirse de su patrona, haciendo la tradicional parada obligada para almorzar en el Lugar Nuevo y por la tarde toda Andújar saldrá a recibir a la Cofradía.
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