El rector lleva siete meses en Andújar al frente del Santuario. Este leonés ha quedado cautivado del enorme caudal de devoción que se le profesan a 'La Morenita' y aguarda la declaración como Basílica del Santuario
18.04.10
El actual rector del Santuario de la Virgen de la Cabeza, el leonés Isidoro Murciego, lleva 10 meses custodiando esa imagen 'pequeña y morenita', que el próximo fin de semana va a concentrar la atención de decenas de miles de personas que van a rendirle veneración. Tiene un privilegio, es testigo en el día a día de la emoción sentida que le manifiestan personas que a nivel individual le piden por cosas transcendentales. Posee una dilatada experiencia en la Orden. Se apresta a vivir la primera Romería, como rector. Recoge el testigo de Domingo Conesa Fuentes, quien con su denodado esfuerzo ha dejado un legado rico del que se van a recoger los frutos y el padre Isidoro Murciego será un testigo privilegiado de ellos. También en su corta etapa aún como rector, le ha llegado la buena nueva de la distinción pontifical de la Rosa de Oro a 'La Morenita'.
-Detállenos sus orígenes y como ha aterrizado en Andújar
-Soy natural de Laguna de Negrillos, un municipio de León, de donde es nacido también un ex-rector del Santuario, el padre Saturnino (el padre Satur conocido en Andújar). La Virgen de la Cabeza ha querido tener este detalle con dos personas que hemos nacido en este humilde municipio leonés.
-Isidoro, háblenos de su trayectoria y de su trabajo como trinitario
-A los once años salí de mi pueblo natal, porque me fui al seminario. Viví tres años en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), recuerdo que estuve un año en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, después en Antequera, Córdoba. A los 20 años marché a Roma y es allí donde he desarrollado gran parte de mi vida. En los seis últimos, he desarrollado mi labor en la parroquia San Juan Bautista de Madrid.
-¿Qué misión le encomendaron en Italia?
-Estuve viviendo junto al Palacio de la República. Desde un principio me dediqué a la formación de los jóvenes. La Orden Trinitaria me encargó que esta labor formativa se extendiera a todos los lugares del mundo en los que estamos presentes. He tenido la oportunidad de viajar a muchísimas naciones, he aprendido mucho del contacto con personas de distintas partes del planeta y hemos desarrollado programas diferentes de formación. Me quedo con la colaboración que he tenido de la Orden y de los laicos, que por cierto estaban muy bien preparados. Podías confiar en ellos. Les tengo que estar eternamente agradecidos a las personas que colaboraron conmigo en transmitir este mensaje cristiano, solidario y de entrega con los más desfavorecidos, que son los valores que propugnan la Orden Trinitaria. Aquellas personas llevaban el peso de las parroquias en la pastoral, en la caridad, en la catequesis.
-Tras esta intensísima experiencia, aterriza en un lugar distinto, un auténtico epicentro de fervor mariano, concurrido, profundo y sentido, ¿qué impresión se ha llevado como rector del Santuario de la Virgen de la Cabeza?
-Cómo te he dicho antes, estuvo por aquí hace algo más de 30 años. He visto algunas personas en Andújar que conocí en aquella etapa. Los recuerdos son muy gratos porque hice un paréntesis. Me ordené de sacerdote en el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Era una promesa que yo tenía. Me mandaron aquí y me hice sacerdote en el año 1971. Estuve también consagrado a la formación en el colegio y la Escuela Hogar. La experiencia en torno a la Virgen fue muy intenso. Ahora aterrizo de nuevo y vengo con serenidad y paz, que son los efectos que te proporcionan 'La Morenita'.
-Este nuevo cargo le reporta una enorme responsabilidad a la hora de organizar la Romería, ¿cómo está afrontando este reto?
-Con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación. Durante todos estos meses me he dedicado a escuchar a mucha gente, porque aquí tenía que aprender. Estamos convencidos de que va a salir bien, porque son muchas las personas y administraciones implicadas en la organización. Seguro que la Virgen nos ayudará.
-Con esta Romería concluye un Año Jubilar, que después va a desembocar en la declaración del Santuario en Basílica, ¿cómo van los últimos trámites del proyecto tan importante para la devoción y el entorno del Santuario?
-Estamos trabajando con mucha ilusión en este proyecto. Muchas buenas voluntades vienen aportando sacrificio e ilusión a este deseo. Ahora sólo estamos realizando el último empujón. Las cosas se nos están presentando bien, pero todo depende del Vaticano y no podemos adelantar nada. Estamos esperando con impaciencia el anuncio gozoso, aunque todo va por buen camino. Pero estamos ilusionados y expectantes ante lo que nos espera, que es grandioso.
-¿Y cómo definiría el fenómeno de la devoción a la Virgen de la Cabeza?
-Ahora mismo me lo imagino, porque la década de 1970 era muy distinta a la actual. Es como un Pentecostés, como un pueblo en torno a la Virgen y un Espíritu que viene hacia todos, santos y pecadores. Esta 'Morenita' es la madre de todos. Sirva como ejemplo lo que ha pasado esta semana. En una visita de esas que hago al camarín, entran dos jóvenes. Una de ellas, mientras le imploraba, cayó de rodillas. Dije para mí, en que poco instante la Virgen puede hacer brotar una emoción y hacerla florecer, como vemos que está ahora la sierra que hace que cada rincón brote de naturaleza. Así es la Virgen que reverdece en todos los corazones y que nos protege. Ella nos guiará en estos días. Guardo en el corazón una experiencia que he vivido en este Año Jubilar. Unos jóvenes pasaron por el manto de la Virgen un pasaporte de un hermano que estaba sufriendo una terrible operación. Aquel pasaporte sirvió de nexo de unión para que todo saliera bien en aquellos duros momentos. Yo me quedé asombrado de aquella experiencia. La Virgen de la Cabeza es la Madre que protege a sus hijos.
Que en estos días se acerquen a Ella, porque es un auténtico manantial de amor en estos momentos tan emotivos que vamos a vivir con el cierre del Año Jubilar.
-Ah¡, por cierto, el Santuario ofrece ahora un nuevo aspecto, pensando en esas personas que tienen problema de movilidad, a esas que su vida no ha sido la vida un color de rosas. ¿Cuéntenos?
-Sí, es un proyecto por el que ha estado trabajando el actual rector junto con la Fundación ONCE. Está consistiendo en la eliminación de las barreras arquitectónicas con la instalación de rampas y de ascensores que conectan la hospedería con el camarín. Permite a las personas minusválidas ver a la Virgen cara a cara, en su camarín bendito.
-¿Cómo ha recibido la distinción de la Rosa de Oro?
-Cuando me hablaron del tema desde el obispado de Jaén, creía que se estaba hablando de un sueño. Pero ha habido un trabajo concienzudo y callado y se ha conseguido. No me lo podía creer cuando me enteré de la noticia. Es otro realce que puede recibir la devoción, porque el Vaticano concede esta distinción a la primera imagen de España. Es algo de lo que nos debemos sentir orgullosos, aparte que reporta mucha alegría y a su vez, responsabilidad. Esta catalogación y la próxima consecución de la Basílica, le va a dotar de más universalidad sí cabe, que por cierto ya tiene, según he podido comprobar en estos meses que llevo en el Santuario.
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