El cronista oficial de la ciudad y miembro del Instituto de Estudios Jienenses, Enrique Gómez Martínez, habló en su conferencia del pasado martes por la noche de la supresión de las cofradías en el siglo XVIII que eran por aquel entonces una importante cédula social.
Así lo enfatizó en el ciclo de conferencias organizado por la Real e Ilustre Cofradía Matriz, como preámbulo al traslado de la imagen de la Virgen de la Cabeza. Enrique Gómez estuvo presentado por Manuel Almansa.
Recordó en su alocución que un sacerdote de Montoro, Fernando López de Cárdenas, denunció en el año 1772 ante el Conde de Aranda, que en la romería de la Virgen de la Cabeza se cometían desmanes contra Dios y la Virgen, además de la venta de mulas gallegas fiadas; es decir, que no pagaban impuestos al Rey.
Al año siguiente llegó a Granada la orden de suspensión de las 71 cofradías. Dijo que en el año 1779 el hermano mayor de la cofradía matriz solicitó la restitución de las cofradías que fue atendida en el año 1780. En el año 1782 fueron aprobados los nuevos estatutos por parte de Carlos III, «aunque el mal estaba hecho porque la devoción a la Virgen de la Cabeza se vino abajo», apostilló Gómez.
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