DEVOCIÓN INAGOTABLE. Los representantes de las cofradías de Andújar y de Colomera, y el teniente alcalde recogen la imagen ante escenas de gran fervor. / MIGUEL ÁNGEL
PEQUEÑO INCIDENTE
• La 'aparición': Este año se produjo un pequeño incidente que no pasó a mayores afortunadamente. Sucedió en el momento del tránsito de la imagen desde el Santuario hasta el altar para oficiar la Eucaristía. Uno de los anderos sufrió un impacto con una de las cruces de las andas y empezó a sangrar de una manera profusa. Fue atendido por los operarios de la Cruz Roja y precisó dos puntos de sutura. Este hecho es producto de la gran pasión que aportan los anderos, que son capaces de deleitar en la plaza con sus volteos, pero que son propensos a estos percances.
Millares de devotos se dan cita en el Santuario en la noche del lunes, que registró menos afluencia que otros años.
Coincidiendo por la constelación de San Lorenzo y con el testigo de las refulgentes estrellas que presiden el firmamento serrano, formando volátiles nebulosas en un enclave preñado de fervor y eclosión marianas, se reproduce el misterio desde hace 781 años, justo en el momento en que María Santísima de la Cabeza encomendó al tullido pastor de Colomera Juan Alonso de Rivas que bajase a Andújar para que en el Cerro del Cabezo erigieran un ermita para venerarla.
Hoy en día este enclave se ha convertido en uno de los grandes epicentros de devoción mariana con más prestancia de toda la cristiandad, que ha penetrado en lo más hondo del alma de los andujareños y que ha extendido su manto a los lugares más inhóspitos del país y del planeta.
En la noche del 11 al 12 de agosto se revive aquel legendario momento con la celebración de la 'aparición' en el Real Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza. Una cincuentena de cofradías, procedentes de la provincias de Jaén, Córdoba, Granada, Huelva, Málaga, Toledo, Ciudad Real, Valencia, Madrid y de la región catalana, asistieron a los actos del 781 aniversario de la 'aparición' que se conmemoró en la noche del pasado lunes, con la presencia de un millares de fieles, que se dieron cita en menor medida que otros años al ser una jornada laboral.
Las cofradías filiales se fueron agolpando en la plaza del arco donde comienza la calzada que da acceso al Santuario, y a medida que iban llegando se iban colocando por orden. Abrió el cortejo, detrás de la Matriz, el grupo parroquial de Los Pascuales (aldea perteneciente a La Puerta de Segura), que este año ha traído a más de un centenar de fieles de los núcleos más dispersos de la comarca segureña. Se les reconoció de momento, porque iban ataviados con un pañuelo blanco. El solemne rosario se inició por las calzadas cuando el bermejo sol se perdía por las cárdenas y enhiestas montañas de Sierra Morena y daba paso a una noche intensa y preñada de fervor. Las cofradías se fueron presentando, primera en la puerta del Santuario ante la Real Cofradía Matriz, para después presentarle sus ofrendas y rogativas ante al altar a 'La Morenita'.
Tras la conclusión de la ofrenda, se procedió a uno de los actos más señalados tanto en la romería como en la 'aparición', como es el traslado de la imagen desde su camarín hasta las andas, que estuvo precedido por las notas musicales del coro de la Real Cofradía Matriz y por el rezo de la salve. El hermano mayor de la Cofradía Matriz, Casimiro Ávila; el teniente alcalde, Francisco Carmona; el presidente de la Matriz; José María González y la hermana mayor de la cofradía de Colomera, Silvia Camarero, procedieron al traslado hasta las andas en medio del estallido de fervor de los anderos.
Momento culminante
Otro de los momentos culminantes se vivió cuando la imagen traspasó el dintel del templo y salió a la lonja del Santuario, bajo un mar de pétalos y ante el repique incesante de las campanas que anunciaron que la 'Reina y Señora', fuente de desvelo de muchas almas, se encontraba de nuevo ante su pueblo. Un manto blanco se confabulaba con las estrellas de una noche que se había acechado. Este manto es uno de los más antiguos que se conservan en el Santuario y ha sido rebordado por unas monjas del municipio toledano del Toboso (de donde es originario el rector del Santuario, el padre Domingo Conesa).
Por cierto el padre Domingo presidió la homilía que estuvo concelebrada por varios sacerdotes, entre los que se encontraban el superior provincial de la zona sur de la Comunidad Trinitaria, Antonio Fernández y el arcipreste de la ciudad, Carmelo Zamora. Al final no pudo asistir el obispo de la diócesis de Jaén, Ramón del Hoyo, porque emprendió un viaje a tierras ecuatorianas para realizar unas misiones.
La procesión se recogió cerca de las tres menos cuarto de la mañana, con algo de retraso sobre el horario previsto. Dentro del camarín y antes del inicio del besamanto se volvieron a vivir escenas muy emotivas. Se repitieron las miradas de asombro de aquel pastor.
UNA HOMILIA MUY REIVINDICATIVA.
Las efemérides que se van a conmemorar el año que viene estuvieron muy presentes en la Eucaristías. De ello se encargaron el rector del Santuario, el padre Domingo Conesa y el presidente de la Real Cofradía Matriz, José María González.
Especialmente reivindicativo estuvo el padre Conesa, quien recordó en la homilía las carencias que aún soporta el Santuario, como la falta de agua potable, de línea telefónica y la ausencia de caminos de evacuación. Anunció que la concesión del Año Jubilar para los conmemoraciones del año que viene es ya un hecho, a falta de la confirmación oficial. Empieza por tanto la cuenta atrás para el año 2009.
En la mañana de ayer, La Patrona de la ciudad, la Virgen de La Victoria, fue trasladada desde el real santuario hasta La Catedral, donde permanecerá hasta la procesión que tendrá lugar con motivo de su festividad el próximo día 8 de septiembre. El traslado tuvo lugar a las ocho de la mañana y La Patrona estuvo acompañada por decenas de fieles. El trono iba adornado de forma sencilla, con flores blancas. Uno de los momentos más emotivos se vivió al paso del cortejo por la calle Granada, a la altura de la iglesia de Santiago.
