Antonio Garrido de la Torre fue el encargado de pronunciar el pregón que anuncia oficialmente la fiesta grande de Andújar, la Romería de la Virgen de la Cabeza. El sacerdote hizo referencia a sus vivencias personales y destacó la religiosidad del camino romero
esperanza calzado / andújar
El teatro Principal vistió, anoche, sus mejores galas para celebrar otro de los actos que despierta mayor interés dentro de la Romería, el pregón anunciador de las fiestas. El vicario episcopal de Medios de Comunicación y Cultura del Obispado de Jaén, Antonio Garrido de la Torre, fue el encargado de divulgar las glorias de Nuestra Señora de la Cabeza en la XLIV edición del pregón, con una intervención que arrancó en varias ocasiones los aplausos de un auditorio entregado. El solemne acto con el que comienza oficialmente la Romería de la Virgen de la Cabeza contó con la presencia de representantes políticos y de la sociedad andujareña, así como de la Real Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza, de la comunidad trinitaria y de las peñas romeras.
Un pregón que quiso ser el redoble de tambor que despierta al pueblo en el domingo de banderas, el sencillo estadal rojo y gualda que desde el cabecero de la cama aguarda el retorno del encuentro con la Madre, o el canto de Andújar que se prepara para su gran fiesta. Con estas originales comparaciones definía Antonio Garrido la voluntad de sus palabras, una intervención en la que se esmeró en recordar todos los aspectos que caracterizan esta fiesta grande y muestra de ellos es cómo evocó, con gran acierto, el peregrinar por el camino viejo con especial énfasis en la religiosidad del camino romero.
Historia y tradición.
El pregonero destacó el importante papel de las cofradías, que dan muestra de la fe tan arraigada a la Virgen. Antonio Garrido bebió de la tradición culta escrita reflejada en Salcedo Olid y Jimena Jurado con la utilización de imágenes metafóricas como la definición del Santuario del domingo de Romería como “un mar de personas sobre el que navegan las andas de la Virgen”.
esperanza calzado / andújar
El teatro Principal vistió, anoche, sus mejores galas para celebrar otro de los actos que despierta mayor interés dentro de la Romería, el pregón anunciador de las fiestas. El vicario episcopal de Medios de Comunicación y Cultura del Obispado de Jaén, Antonio Garrido de la Torre, fue el encargado de divulgar las glorias de Nuestra Señora de la Cabeza en la XLIV edición del pregón, con una intervención que arrancó en varias ocasiones los aplausos de un auditorio entregado. El solemne acto con el que comienza oficialmente la Romería de la Virgen de la Cabeza contó con la presencia de representantes políticos y de la sociedad andujareña, así como de la Real Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza, de la comunidad trinitaria y de las peñas romeras.
Un pregón que quiso ser el redoble de tambor que despierta al pueblo en el domingo de banderas, el sencillo estadal rojo y gualda que desde el cabecero de la cama aguarda el retorno del encuentro con la Madre, o el canto de Andújar que se prepara para su gran fiesta. Con estas originales comparaciones definía Antonio Garrido la voluntad de sus palabras, una intervención en la que se esmeró en recordar todos los aspectos que caracterizan esta fiesta grande y muestra de ellos es cómo evocó, con gran acierto, el peregrinar por el camino viejo con especial énfasis en la religiosidad del camino romero.
Historia y tradición.
El pregonero destacó el importante papel de las cofradías, que dan muestra de la fe tan arraigada a la Virgen. Antonio Garrido bebió de la tradición culta escrita reflejada en Salcedo Olid y Jimena Jurado con la utilización de imágenes metafóricas como la definición del Santuario del domingo de Romería como “un mar de personas sobre el que navegan las andas de la Virgen”.
No podía faltar una referencia a su vivencia personal durante su corta pero intensa estancia en Andújar, un recuerdo entrañable que se le quedaría grabado en el corazón y en la memoria y que tiene como marco el camarín de María Santísima.
Antonio Garrido de la Torre nació en Villacarrillo en el año 1972.
En 1997 se ordenó sacerdote en la Catedral de Jaén y comenzó su labor en la parroquia de Nuestra Señora de la Paz de Marmolejo. Fue en el año 2003 cuando llegó a Andújar, donde se ganó el respeto y el cariño de los iliturgitanos por su labor pastoral.
Durante sus cuatro años de estancia en la ciudad fue nombrado arcipreste y pregonero de la Semana Santa, del Cristo Resucitado y también del santo varón apostólico San Eufrasio.
En su etapa en Andújar dejó huella por el trabajo realizado y por el impulso a la devoción del patrón y a la creación de la procesión del Cristo Resucitado.
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