JAÉN
Las flores perfuman de fragancia la devoción
Miles y miles de iliturgitanos entregaron sus ramos en la tradicional ofrenda floral del Jueves de Romería
JOSÉ C. GONZÁLEZ/ANDÚJAR
Sí existe un acto emotivo y sentido en la Romería de la Virgen de la Cabeza, ese es el de la ofrenda de flores en la tarde-noche del Jueves de Romería. Un año más, pequeños, mayores y adultos, peñistas e hijos de Andújar que se han labrado su porvenir en otros lares, le entregaron las flores a esa imagen de 'La Morenita', que se venera en la ermita de la calle Ollerías. Los flores entregadas perfuman la fragancia de una devoción muy íntima, ya que a esa imagen, los vecinos y vecinas acuden cada día para susurrarle al oído sus cuitas, penas y deseos. La lluvia que cayó con fuerza a última hora deslució el tramo final de la ofrenda.Furor popular El verdadero fervor popular estalló al filo de las ocho y cuarto de la tarde, cuando los hermanos mayores de la Real Cofradía Matriz junto con la presidenta y el alcalde trasladaron la imagen de la Virgen de la Cabeza de la calle Ollerías desde el retablo hasta el panel que se ubica en la fachada de la ermita, donde los esforzados representantes y voluntarios de la cofradía subían a los más pequeños para que pudieran besar a la Virgen y depositar sus primeros ramos de flores. El repique incesante de la campanas de la ermita anunciaron el inicio de una emotiva ofrenda floral. La gente allí concentrada prorrumpió en unos sentidos y emocionados aplausos. Los primerosLos primeros en entregar su ramo de flores suelen ser los centros educativos de la ciudad. Y en la primera fila se hallaban las alumnas del centro de educación de adultos Pedro de Escavias. Una de ellas es Dolores Romero, quien pondera en la emoción que se vive cuando llega ese momento esperado de despositar las flores a esa imagen 'pequeñita y morenita', que tanto fervor desata entre la ciudadanía: «La alegría que vivimos no se puede definir con palabras, estoy deseosa de encontrarme con la Virgen», espeta de una manera emocionada Dolores. «Llevamos mucho tiempo preparándonos para este momento y por eso todas mis compañeras estamos muy nerviosas».Futuro y pasadoEn torno a la emotiva tarde noche del Jueves de Romería se condensan muchas emociones y sensaciones. El bullicio de las calles y del entorno de la calle Ollerías reúne a un buen número de familias que llevan a sus pequeños con el carricoche ataviados con el traje de curro y de gitana, por lo que ya se le empieza a inyectar por las venas la devoción a la Virgen de la Cabeza. Esta estampa contrasta con la imagen de los mayores que habitan la residencia San Juan de Dios. Algunos son vecinos del entorno que guardan en sus retinas un caudal ingente de recuerdos en torno a La Morenita. Otras personas vienen de fuera y ya a su edad avanzada también reciben ese impacto que supone una hondísima devoción popular. Es el caso de la ya octogenaria y madrileña Felisa Avilés, quien sentada serena en su silla asistía ataviada con su traje de gitana al paso alegre y jovial de los ciudadanos que iban a entregarles las flores a la Virgen: «Me gusta todo lo de Andújar, vine aquí y era tímida, y ahora soy más abierta», confiesa Felisa, quien añade que también se ha hecho una gran devota de la Virgen de la Cabeza. «Además he subido mucho al Santuario», apostilla. La ofrenda de flores es un buen momento para que peñas romeras, colectivos sociales y deportivos vivan un rato de fraternidad durante la ofrenda y después de ella mediante una cena o un rato distendido en cualquier lugar de la ciudad. Todo el alumnado de la Escuela de Danza Española de Raquel Claramonte acude en confraternización a la ofrenda. Su directora, la propia Raquel Claramonte, explica que este es el séptimo año consecutivo que acuden todos unidos; «los más pequeños, los discapacitados y sus padres y luego nos vamos todos a nuestras respectivas peñas», indica Claramonte
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